Preparémonos juntos para afrontar la época más fría del año
La llegada de las bajas temperaturas y las lluvias en gran parte de nuestro país, traen consigo un aumento considerable de enfermedades respiratorias, sobre todo en las personas de grupos de riesgo, como adultos mayores y niños. Sin embargo, no es solo este fenómeno, también se generan grandes desórdenes en nuestros hábitos. La tendencia a comer alimentos calóricos sube y, por lo general, se deja de lado la actividad física.
A esto se le suman, la influencia emocional y psicológica que tiene el invierno en las personas. Los días nublados y el frío pueden acentuar los trastornos depresivos, la ansiedad, la irritabilidad y la agresividad. La falta de vitamina D, los día más cortos y oscuros suelen desencadenar un patrón regular de tristeza y ansiedad durante los meses invernales.
Otro dato muchas veces desconocido es la frecuencia con la que alguien puede donar sangre. Si la persona es sana tiene la capacidad de restablecer la sangre donada hasta en 60 días, razón por la que es posible donar sangre cada 3 meses si es hombre o más de 4 meses si es mujer.
A continuación, te dejamos cinco consejos para pasar un invierno saludable:
Reforzar los hábitos de higiene: Lavarse las manos sigue siendo una de las mejores formas de evitar el contagio de virus y bacterias. También es recomendable taparse la boca o cubrirse con el brazo al momento de estornudar o toser, para evitar la propagación de los gérmenes.
Limita las actividades en condiciones adversas: Especialmente si perteneces a algún grupo de riesgo (personas mayores, personas con enfermedades agudas o crónicas), evita salir a hacer actividades cuando haya mucho frío o lluvia en el exterior. Asimismo, no te enfrentes a cambios fuertes de temperatura que son altamente perjudiciales para nuestra salud.
Cuidar de la alimentación: En invierno, el cuerpo necesita más calorías para afrontar el frío, lo cual suscita la probabilidad de aumentar de peso durante la temporada. Para evitar esta situación, es recomendable mantener los horarios de alimentación, modificar la temperatura de las comidas con alimentos tibios y añadir a la dieta una variedad de frutos secos.
Adecuar nuestra vestimenta: El consejo más práctico es vestirse en capas para poder mantenerse secos y calientes. Si el clima es muy frío, es recomendable vestir ropa térmica. Asimismo, es importarte considerar que los bebés y niños deben vestirse con una capa de ropa más de la que un adulto llevaría en las mismas condiciones. Sin embargo, hay que considerar que el abuso de prendas demasiado cerradas o ceñidas impide una correcta transpiración.
Mantener nuestra salud en estado óptimo: Al haber menos horas de luz y no exponerte demasiado al sol, es importante que trates de mantener los niveles de vitamina D bajo control, porque es esencial para el sistema inmunológico y el estado de ánimo. Y en general, aumenta el consumo de alimentos ricos en vitaminas para mantener altas las defensas de tu organismo y evitar, en medida de lo posible, enfermarse.
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