Cada 24 de abril se conmemora el Día Mundial contra la Meningitis, con el objetivo de llamar la atención tanto de la población general como de las autoridades sanitarias sobre una enfermedad que en todo el mundo suma 2,5 millones de casos y 300 mil muertes anuales.
Pero, ¿qué es y cómo afecta a las personas?
La meningitis es una patología que daña el tejido de la membrana que rodea el cerebro y la médula espinal. Es una enfermedad infecciosa que ocurre por la aparición de un virus o bacteria en el organismo que causa una inflamación severa en las meninges.
Existen dos tipos de meningitis. Se encuentra la viral, que es la forma más común y menos severa. Ésta, como la mayoría de las virosis, se cura sola y el tratamiento solamente es de sostén. Es muy raro que deje una secuela permanente. En cambio, la meningitis bacteriana, que es menos frecuente, es una enfermedad muy peligrosa que sin tratamiento precoz casi siempre es mortal y aun tratada puede dejar secuelas importantes.
El método de contagio es variado y propio de cada bacteria o virus. Estos pueden estar flotando en el aire y se aspiran o también pueden ser transmitidos por otras personas. Otra manera de adquirir esta enfermedad es con la propagación de una infección no tratada en otra parte del cuerpo como, por ejemplo, una otitis o sinusitis (infección del oído y de los senos paranasales, respectivamente).
Los síntomas son comunes para los dos tipos son:
– Dolor de cabeza intenso
– Sensibilidad a la luz
– Náuseas
– Vómitos
– Fiebre
– Rigidez de nuca
Estos evolucionan rápidamente y en 24 horas ya pueden aparecer trastornos de la conciencia y convulsiones. El médico hace el diagnóstico y distingue una viral de una bacteriana, a través de una punción lumbar. Ésta consiste en sacar una muestra por punción en la región lumbar de la columna vertebral y analizar el líquido que hay entre las meninges y el tejido nervioso.
En cuanto a la prevención, suele resultar compleja de determinar debido a que el método de contagio es por partículas que están en el aire, sin embargo, sí existen vacunas. Está las antineumocócicas y antimeningocócicas, que han permitido reducir sustancialmente la carga sociosanitaria de las meningitis bacterianas y modificar la epidemiología de la enfermedad.
Hay ciertas personas tienen mayor riesgo de contraer meningitis bacteriana. Algunos factores de riesgo son:






